¿Es posible perdonar a antiguas integrantes del ISIS?

 

Los gobiernos de occidente han impedido de forma inminente su retorno


Pancarta del documental El retnorn, la vida després de l'ISIS. Fuente: Katherin Holguín

Katherin Holguín. Castelló

Imagina ser joven, insegura y vulnerable. Crees que todo tu alrededor está en contra de ti. Careces de amigos porque tus rasgos árabes te impiden socializar con el resto de caucásicos. Tu familia. no te comprende y cada vez más sientes que encajas menos en la sociedad. Te adentras en la red y al parecer, existen internautas que sienten y comprenden tu dolor. Saben por lo que estás pasando, empatizan contigo y te aseguran que hay una salida: el islam. Te prometen una vida mejor, el paraíso. Todo o nada. Un vuelo a Siria lo cambiará todo. El retorn: la vida després de l’ISIS plasma la historia de un grupo de mujeres que fueron manipuladas por grupos terroristas islámicos y que a día de hoy viven en campos de refugio, con la esperanza de volver algún día a occidente.

La estrategia del Estado Islámico es acoger a aquellos grupos de personas que se encuentran en situación de exclusión dentro del sistema, como son las mujeres. Se aprovechan de su vulnerabilidad y les convencen de que uniéndose al ISIS encontrarán la liberación y serán bendecidos por Alá. Sin embargo, Shamima, Hoda, Hadifa, Nawal y Kimberly, las protagonistas de este documental explican, en lágrimas, que la liberación se convierte en prisión y el paraíso en infierno.

Cuentan que son sometidas a una serie de restricciones extremistas y radicales: Se les obliga a usar el yihab, prenda de vestir que cubre cuerpo entero y solo deja al descubierto los ojos. La educación queda totalmente prohibida. Ninguna mujer tiene derecho a saber más que ningún hombre sobre ningún concepto. Internet, la televisión y la música quedan completamente censuradas. Y lo más estremecedor es que los actos de violación y tortura son legítimos. Por lo que cualquier tipo de desobediencia, ya sea mínima, será resuelta con pena de muerte.

El documental va más allá de mostrar al espectador (acomodado en sus respectivas butacas) las atrocidades que sufren estas mujeres. El trasfondo gira en torno a la pregunta moral, que se va intensificando a medida que va avanzando el largometraje: ¿Estamos preparados, como sociedad, para perdonar a antiguos miembros yihadistas? A partir de ahí, se generan otras: ¿Se merecen una segunda oportunidad? ¿Realmente están arrepentidas? ¿Y si se trata de un plan retorcido cuyo objetivo es obrar otros atentados terroristas? Contestando a la primera pregunta, no. No estamos preparados para perdonar, ni lo estaremos.

Los mismos gobiernos se alían junto a los medios de comunicación para que su contrición genere rechazo ante el público. Así que, el resultado de la lucha, por vías legales y jurídicas de estas mujeres, es el veto de la entrada en sus países de origen. Por lo que, el futuro de Shamima, Hoda, Hadifa, Nawal y Kimberly es incierto. Hasta el momento, seguirán sobreviviendo sin perder las esperanzas de un retorno a sus respectivos hogares y empezar una nueva vida, desde cero.


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