Las autoras racializadas, doblemente discriminadas
Elena Martí. Castelló
Los nombres de grandes escritoras como Mary Shelley, George Sand, Virginia Woolf o Simone de Beauvoir destacan entre la innumerable cantidad de escritores varones a lo largo de la historia. Otras como Maruja Mallo o Carmen Laforet también han dejado huella en las páginas de los anales, aunque solo en algunos. Sin embargo, tras el Día de las escritoras es imperceptible la presencia de mujeres racializadas de habla hispana, dejando en evidencia la discriminación racial y étnica que todavía prosigue a día de hoy.
Invisibilización centenaria contra las mujeres
La invisibilización de la mujer es una práctica que se lleva ejerciendo desde hace siglos. Es más, está recogido en la misma Odisea, cuando Telémaco manda callar a Penélope, su madre, y le ordena que “se retire y se ocupe de sus labores propias como el telar y la rueca”. Así, apunta Mary Beard, clasicista en la Universidad de Cambridge, que es la primera vez que se recoge el silenciamiento de la mujer en un libro.
Las ideas de que las mujeres no podían expresarse fuera de la esfera privada y que no estaban capacitadas para el discurso público acreditado pueden parecer tan antiguas como la Grecia Clásica. Pero desgraciadamente, se cimentaron en la sociedad y derivaron en discursos consensuados que han silenciado a las mujeres a lo largo del tiempo.
En la Escuela Secundaria Obligatoria (ESO) solo incluyen un 9, 50% de mujeres frente al 90, 50% de los hombres en los libros de texto, según el estudio “Escritoras (des)conocidas y ausentes en los libros de texto. Siglo XX. Una propuesta de inclusión” de la Universidad Camilo José Cela (UCJC). Esto es un total de 74 escritoras frente a 705 escritores.
El mismo estudio evidencia que no aparece en los contenidos ninguna mujer ni en el movimiento del Modernismo ni en la Generación del 98. Pero sí que había escritoras como Caterina Albert, en el Modernismo, y Carmen de Burgos y Clara Campoamor, en la Generación del 98. No es hasta las Vanguardias que aparece una mujer en la historia: Zenobia Camprubí. Sin embargo, se la reconoce por ser la esposa del poeta Juan Ramón Jiménez.
Colectivos vulnerables frente a la mente colonial
No obstante, de las 74 escritoras recogidas en el estudio de la UCJC ninguna es de diferente etnia ni raza. La pluralidad cultural y racial brilla por su ausencia. Así como se identifica a la célebre Virginia Woolf como gran figura del feminismo, no se reconoce tanto la historia de Sojourner Truth, exesclava, abolicionisra y feminista en EE. UU.
Y es más, “cuando se citaba sobre feminismo siempre se citaban a las afroamericanas, pero no había nada escrito de la situación de las africanas en España”, se lamenta Deborah Ekoka, escritora de Metamba Miago. Relatos y saberes de mujeres afroespañolas, un libro publicado y editado por por United Minds (una librería especializada en África Negra y su diáspora) y de la cual también es coordinadora. “Metamba Miago es el libro que a mi me habría gustado leer de pequeña”, prosigue Ekoka.
Deborah Ekoka. Fuente: Afrofeminas |
La escritora se lamenta de la falta de referentes que visibilicen las diferentes perspectivas y realidades. “Ver que alguien no ha logrado algo antes, te hace saber que a ti te requerirá un doble esfuerzo”, explica Ekoka. Berna Wang, escritora y poeta, también corrobora la falta de figuras de referencia fuera de la normatividad, entendida como la raza blanca: “Falta muchísima educación. Faltan referentes. Hay mucha gente que es ignorante. Bueno, no es que se sea racista por ignorancia, sino porque te han enseñado a serlo”.
Berna Wang. Fuente: escueladeescritores.com |
Barreras intangibles, problemas reales
Virginia Woolf decía que una mujer necesita “una habitación propia” refiriéndose a la necesidad de tener una independencia económica y un lugar donde poder escribir. Karessa Malaya, poeta filipina ganadora del certámen de la Asociación matritense de mujeres universitarias (AMMU), reflexiona que el número reducido de personas racializadas que escriben es tan escaso por la barrera idiomática. Malaya recuerda: “El proceso de escritura es muy desgastante si no tienes el español como lengua materna”.
Karessa Malaya. Fuente: sosracismo. |
Además, la situación personal de cada escritora es muy variada. Malaya explica: “Si tus necesidades básicas no están cubiertas y tienes que preocuparte de mandar dinero, tienes un contrato en condiciones precarias y te tienes que cuidar, igual ya no te queda tiempo ni espacio mental”. “Hay mucho desamparo en el arte que producimos las personas no blancas”, denuncia la poeta.
Artistas racializadas, la lucha reivindicativa
Es muy importante abordar cuestiones de discriminación más allá feminismo hegemónico. Hay diferentes corrientes como el feminismo interseccional o el feminismo descolonial que trabajan por ello. Salma Bechar Aatif, poeta española de origen árabe, plasma a través de la poesía cuestiones sobre la identidad: “En mi caso soy hija de inmigrantes, nunca he vivido en Marruecos, así que mi poesía refleja la realidad de una mujer árabe en el contexto de Occidente”.
Bechar Aatif considera que la denuncia antirracista a través del arte es una buena forma de protesta social. Pero hay distintas formas de verlo. Deborah Ekoka piensa que no se trata de una lucha como tal, sino de un trabajo por la aceptación de la diversidad y una cuestión personal para paliar la falta de amor propio, generada por los prejuicios racistas de la sociedad.
La editorial Astiberri, que ha publicado varios libros de la ilustradora Quan Zhou (Gazpacho Agridulce) explica que, en su experiencia, las obras publicadas de autoras racializadas han tenido buena recepción, pero que son conscientes de lo interiorizados y arraigados que están los prejuicios todavía. Desde Astiberri dicen ser sensibles a la importancia de la representación: “Si las autoras racializadas son visibles, esto motivará a muchos niños y niñas a crear sus propias obras en el futuro. Pero por ahora hay mucho margen de mejora”.
España ha sufrido en los últimos años un gran cambio que ha logrado una liberación progresiva de los derechos y libertades en cuanto a sexualidad, género y raza. Los colectivos vulnerables alzaban su voz a través de las plataformas online. Es así como empiezan a salir un libros sobre la raza como Ser mujer negra en España de Desirée Bela-Lobedde. De ello también habla Ekoka en su libro y Bechar Aatif en sus poemas, pues es un tema recurrente al ser una desigualdad transversal: ser mujer y ser racializada.
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